Las Phi Phi Islands, ubicadas al sur de Tailandia, son un verdadero paraíso. Curiosamente, fue en la embajada de mi país en Malasia donde escuché hablar por primera vez de este archipiélago. Mi plan inicial era visitar Bangkok, pero estando en Kuala Lumpur descubrí que necesitaba visa para entrar a Tailandia.
Al solicitarla en la embajada tailandesa, recibí un balde de agua fría: aprobaron la visa de mi pareja, pero no la mía. Desconcertado, me explicaron que necesitaba una carta emitida por el consulado de mi país que confirmara la validez de mi pasaporte. Sin entender del todo el trámite, me dirigí a mi embajada. Fue allí donde un amable funcionario me habló de Phi Phi Island, describiéndola como un destino con playas increíbles y fiestas inolvidables. Mi entusiasmo se multiplicó, y al día siguiente, con la carta en mano, finalmente obtuve mi visa.
La travesía por tierra hacia Phuket
Decidimos viajar a Phuket por tierra desde Kuala Lumpur para ahorrar dinero. Desde allí tomaríamos el ferry hacia las Phi Phi Islands. Compramos boletos de autobús y nos aseguramos de elegir un transporte cómodo. Sin embargo, al iniciar el viaje, descubrimos que el bus tenía serios problemas mecánicos: apenas podía avanzar en tercera velocidad, y los escalofriantes ruidos de la caja de cambios nos hacían temer quedar varados.
Aunque llevábamos snacks y agua para el camino, no estábamos preparados para lo que enfrentaríamos al llegar a la frontera entre Malasia y Tailandia.
La odisea en la frontera
En el lado malasio, todo transcurrió sin problemas. Pero al cruzar al lado tailandés, el panorama cambió. Después de una larga fila, una oficial de migración que no hablaba inglés comenzó a hablarnos en tailandés, como si mágicamente entendiéramos lo que decía. Finalmente, llamó a alguien por radio, quien llegó y nos dijo: “Come, you need to talk with the boss.”
Nos llevaron a una sala donde varios oficiales nos hicieron preguntas estándar: “¿A dónde van? ¿Cuánto tiempo planean quedarse?” Al finalizar, nos dijeron que debíamos pasar un chequeo médico antes de continuar. Subimos unas escaleras hacia la supuesta consulta, pero al llegar no había nadie. Tras tocar la puerta y gritar sin éxito, regresamos con la oficial para explicarle que no había médico.
En ese momento, el chofer del bus intervino y habló con los oficiales en tailandés. Finalmente, apareció un militar con un pecho lleno de medallas. Nos informó que solo podríamos ingresar al país si demostráramos que teníamos 500 USD en efectivo.
¿Extorsión o procedimiento estándar?
Inicialmente pensé que nos estaban extorsionando. Pero, sin muchas opciones, fui al bus, tomé mi bolso y saqué 1,000 USD que tenía guardados. Le entregué los billetes al militar, quien contó el dinero, devolvió 900 USD y retuvo un billete de 100 USD.
Para mi sorpresa, el hombre no se quedó el dinero. En su lugar, comenzó a explicarles a los demás oficiales cómo identificar si un billete de 100 USD era falso o no. Pasaron el billete entre todos, lo inspeccionaron y, al final, me lo devolvieron. Acto seguido, nos permitieron continuar nuestro viaje.
Llegada a Phuket y el ferry hacia Phi Phi
Tras horas de camino, llegamos al terminal de autobuses en Phuket. Desde allí, corrimos en taxi hacia el muelle, ya que nuestro ferry hacia Phi Phi Island salía en menos de 30 minutos. Logramos embarcar justo a tiempo, y mientras el ferry se alejaba del muelle, sentimos una inmensa satisfacción: habíamos superado la odisea, y las paradisíacas playas de Phi Phi Island nos esperaban.
Viajar es una aventura, y a veces los obstáculos forman parte del encanto. Al final, estas experiencias son las que hacen que cada destino se vuelva inolvidable.
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Autor: Jesús Martínez Rippe
Instagram: @jesusmartinezrippe
